Ian McEwan (Reino Unido, 1953) plantea en Máquinas como yo una sugerente reflexión sobre la relación del hombre con los robots en un momento de auge de la inteligencia artificial, que ha llevado a los humanoides a ocupar espacios que hasta ahora solo pertenecían a la ciencia-ficción. Charlie, un abogado y antropólogo en bancarrota, adquiere un modelo perfeccionado de robot, Adán. Fue un antojo desmedido e innecesario, pues atraviesa una situación económica decepcionante. La muerte de su madre le ha
Suscripción
Contenido Oculto
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
AccederSuscripción