Las torres de febrero no es el tipo de novela al que nos tiene acostumbrados Tonke Dragt (Carta al Rey, Los secretos del Bosque Salvaje), ya que en este caso no hay un protagonista en busca de aventuras. El origen del libro resulta sumamente inquietante: un manuscrito, más bien varios cuadernos de notas, fueron enviados a la autora por el hermano del protagonista, para dar a conocer una extraña historia y por si algún lector pudiera facilitar algún dato sobre el paradero del hermano desaparecido.
Esta enigmática novela plantea la ex ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.