Son muchos los temas que nos propone el polifacético David Mamet en Himno de retirada, pero los aborda todos siempre con una mirada crítica a la realidad contemporánea. Parte de la erosión de la libertad de expresión en el mundo de hoy, de la difusión de nuevas ideologías y de la moda de la cancelación.
Asimismo, late en estas páginas aversión hacia ese “estatismo” que se ha inoculado en todos los ámbitos, y particularmente en la enseñanza. Cabe decir, pues, que el libro mantiene una postura disidente, de abierto contraste con la homogeneidad que en el presente se exige del ciudadano.
Han cambiado las reglas del mundo contemporáneo, de modo que poco queda ya de lo que formaba parte de una civilización y de una cultura. Con un estilo periodístico –a alguien que nos habla de la muerte de los periódicos esto le debe de provocar una gran carcajada– y con la suficiente dosis de sarcasmo como para que optemos por salvar al autor de la posible cancelación a la que estaría indudablemente abocado, Himnos de retirada rastrea en hechos y personajes del siglo XX la falta de libertad de hoy. Por ejemplo, se refiere a Roosevelt, que, sin saber economía, fue capaz de conseguir con su planificación económica que un mes malo se convirtiera en la Gran Depresión mundial.
Mamet alude también a la pandemia, pues a su juicio la manera de afrontarla no solo provocó el colapso de la economía, sino que ha llevado a un modo de articular el poder que no admite discrepancias y que el autor, siempre provocador, nos describe como un cursillo de esclavitud. Mejor dicho, un cursillo acelerado: vivimos como animales gregarios, sin salir del círculo que nos marcan, sin rebelarnos. La historia nos ofrece varias lecciones sobre la manera en que el poder ha utilizado a los individuos. Mamet lo dice bien claro; no hay escapatoria posible: o somos depredadores o somos presas.
Se refiere además especialmente a la libertad de expresión, y señala que cuando esta desaparece quedamos a merced del miedo. Para el autor, la izquierda progresista es el verdadero enemigo de esta libertad. Lo políticamente correcto constituye, asegura, una amenaza directa, de manera que la propia excusa al utilizar el término –“quizá esto no sea políticamente correcto”– refleja ya la aceptación de los límites y los anatemas impuestos por las ideologías.
Al abordar la cultura de la cancelación, Mamet sostiene que esta no busca solo liquidar al que disiente, sino disuadir a futuros opositores. A pesar del sarcasmo, de la ironía y del tono burlesco, la enseñanza del escritor americano se desvela claramente: la libertad de ser y de opinar hoy se vende cara. El delito es hoy manifestarse con libertad. Por ello, si queremos ser libres, no tenemos más remedio que tener una mentalidad abierta y descubrir aquello que el poder quiere mantener oculto.