Tras el éxito de la trilogía formada por Traición, Perfección y Especiales llega otro libro que, si bien no forma parte de la serie, es una continuación. No obstante, se puede leer sin conocer los otros, ya que aparecen muchas aclaraciones sobre la historia contada en la saga.
Han pasado algunos años desde que Tally, protagonista de la trilogía, echara por tierra todo su mundo para crear otro nuevo y supuestamente mejor. En este nuevo mundo lo importante es ser famoso, que te conozcan y hablen de ti, que figures en los primeros puestos del ranking de popularidad. La nueva protagonista, Aya Fuse, es una extra, ya que en el famoso ranking por el que se miden las vidas de los nuevos protagonistas se halla situada en el número 451.369. Por ello estará dispuesta a hacer cualquier cosa para subir de escalafón. El medio para lograrlo es buscar cualquier tipo de historia que pueda interesar, y para ello no le importará vender a sus nuevas amigas (volvemos al tema de la traición de la primera entrega) las Sly Girls. Con ellas inicia una serie de vertiginosas aventuras, muy del estilo de las anteriores novelas, que les llevan a descubrir lo que parece una peligrosa amenaza para el mundo.
En esta novela el autor introduce un parámetro nuevo: la honestidad con uno mismo y con los demás. El dilema está entre oír la voz de la conciencia cuando nos avisa de que algo no es correcto, o dejarnos llevar por nuestros intereses sin pensar en el prójimo. Esto es lo que se plantea la protagonista en numerosas ocasiones. Una vez más se resalta el valor de la amistad y se pone de manifiesto la ridiculez de vivir para la galería, movida por el afán de conocer e imitar la vida de los famosos. El autor ciritca todo ese mundo “rosa” del chismorreo, sin abandonar el tono ecológico de las anteriores novelas, volviendo a recalcar los peligros que la civilización actual supone para el medio ambiente.
Los avances tecnológicos de los que disfrutan los personajes, las trepidantes aventuras que viven, los diversos descubrimientos que van realizando; todo se engarza con un ritmo muy ágil. La aparición de antiguos personajes ya conocidos confiere a la lectura un toque de familiaridad e historicidad que no desagrada al lector. Si bien es un poco más de lo mismo, resulta una buena novela para mantener el apetito literario en jóvenes lectores.
