Desde que era pequeño, el autor de este breve ensayo era ya un confeso maldurmiente, y solía pasar muchas noches sin pegar ojo. A este “fracaso”, que condiciona su vida y la relación con lo que le rodea, están dedicadas estas páginas, en las que no pretende diseccionar de manera científica su cotidiano trastorno, sino explicar su manera de sobrellevar esta realidad. No todos los maldurmientes reaccionan de la misma manera.
El insomnio prolongado puede provocar trastornos de carácter y dificultades para asumir los habituales ritmos del resto de los mortales, así como angustia vital y una difusa melancolía. Jiménez es consciente de que los insomnes forman “una comunidad especial”. En Estados Unidos, por ejemplo, más de 70 millones de personas duermen menos de siete horas por noche. Y en líneas generales, sobre todo en el mundo occidental, asistimos a una generalizada crisis del sueño, que ha alimentado toda una industria de fármacos y la proliferación de métodos pseudocientíficos para sobrevivir al insomnio.
Jiménez Torres esquiva con elegancia y sentido del humor el tono quejumbroso y autocompasivo. Su ensayo es, más bien, “un intento de dar cuerpo a unas experiencias relativamente comunes sobre las que no se suele escribir”.
Sugerente, con inteligentes y originales observaciones, con muchas referencias literarias (el autor es doctor en Estudios Hispánicos por la Universidad de Cambridge), su ensayo quiere aportar una visión positiva: “Los maldormidos encuentran maneras de integrarse en los ritmos de su entorno y llevar vidas razonablemente funcionales”.
David Jiménez Torres, autor de novelas y ensayos, es en la actualidad columnista del diario El Mundo. El mal dormir ha obtenido el I Premio de No Ficción Libros del Asteroide.