9788430618712

El filtro burbuja

TÍTULO ORIGINALThe Filter Bubble

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2017)

Nº PÁGINAS289 págs.

PRECIO PAPEL18,90 €

PRECIO DIGITAL9,99 €

Los ensayos sobre tecnología suelen tener una fecha de caducidad anunciada casi desde el día en que se publican. Cuando alguno de ellos se escapa de esta premisa es porque pronostica un cambio mucho más profundo, como es el caso de El filtro burbuja. Seis años después de su aparición en Estados Unidos, el libro se acaba de traducir al español con una hipótesis que, aunque ya no resulta nueva, está más vigente hoy que en 2011.

Eli Pariser fue una de las primeras voces en alertar sobre los efectos de “la era de la personalización”. Ante el exceso de información que nos abruma en el mundo digital, donde todos los agentes luchan por captar la atención de los usuarios, parece que la única solución es personalizar lo que cada uno ve cuando accede a Internet, en función de sus gustos e intereses. De esa manera, la red ha pasado de ser el lugar del anonimato a un sitio donde se recogen todo tipo de datos sobre los usuarios que navegan, para que después los contenidos “interesantes” puedan perseguirlos allá donde accedan. A todo el universo de información que Internet tiene de cada individuo, Pariser lo llama “burbuja de filtros”.

La personalización no sólo afecta a las búsquedas o recomendaciones que nos hace la red, sino a la información que nos ofrece, los titulares de una misma noticia, las descripciones de un producto o la apariencia de una página web. Eric Schmidt, CEO de Google, afirmaba en 2010: “Va a ser muy difícil que las personas miren o consuman algo que, de alguna manera, no haya sido hecho a medida para ellas”.

Lo que Pariser denuncia es la falta de transparencia del filtro. Ahora mismo, los algoritmos de las grandes plataformas deciden qué puede interesarnos o no sin preguntarnos, en función solamente de la relevancia de nuestras búsquedas o nuestras conversaciones en Internet: un gran maremágnum en el que conviven nuestras aspiraciones más profundas y las más impulsivas, aquello que cliqueamos rápidamente sin pensar. El equilibrio entre ambas es bastante difícil pero necesario.

Por lo tanto, el mundo que conocemos a través de Internet se parece a un espejo que refleja los intereses del que busca: cada vez estamos más encerrados en nuestra propia burbuja, que se adapta a nosotros a la perfección. Un mundo que gira solamente alrededor de nuestros intereses. Y es difícil, casi imposible, que podamos oír a los que no opinan como nosotros.

Que los seres humanos se muevan en un universo comunicativo afín a ellos mismos es algo que ha ocurrido siempre; sin embargo, en la era de la personalización de Internet esto aumenta de manera exponencial, dando lugar a nuevos riesgos.

Los retos que plantea El filtro burbuja asustan; sin embargo, Eli Pariser es optimista. Su discurso se une al de otras muchas voces expertas que en los últimos años se levantan en contra de la conectividad radical aportando soluciones concretas. Un interesante debate sobre si es Internet la mayor amenaza contra la libertad de expresión, en el que las grandes tecnológicas están ya trabajando de lleno.

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