El escritor albanés Ismael Kadaré (1936), afincado en Francia, sempiterno candidato al premio Nobel de Literatura, comenzó su carrera literaria en 1962, cuando publicó El general del ejército muerto. Su ya dilatada trayectoria narrativa gira en torno a temas históricos y legendarios balcánicos.
Este libro lo forman cuatro novelas cortas de distintos estilos y con unos temas que, por otra parte, ya han sido la mayoría explotados suficientemente en otros libros de más interés y calado que estas narraciones, escritas en distintas etapas de la vida del escritor albanés. La primera, Cuestión de locura, de 2004, da título al volumen y narra vivencias familiares de su infancia; El desprecio, de 1984, es un relato en torno a los convencionalismos sociales que se crean con el nuevo régimen comunista albanés, a través de la historia de un matrimonio entre un comunista y la hija de una familia de la alta burguesía monárquica del extinguido régimen; en Días de juerga, de 1962, un par de jóvenes pretenden saltarse las normas del rígido socialismo impuesto en el país entre alcohol y pueriles juergas; la última, La estirpe de los Hankoni, escrita en 1977, es una crónica lineal de una saga familiar desde el siglo XVIII hasta el comienzo del XX.
La lectura de este libro lleva a la nostalgia del Kadaré de aquellas magníficas novelas como son El viaje nupcial, Abril quebrado, El nicho de la vergüenza, El palacio de los sueños, El expediente H, Spiritus, El gran invierno y otras de la primera época, que con la ya citada El general del ejército muerto constituyen una obra sugestiva, en la que la analogía simbólica, las leyendas, la historia y las tradiciones adquieren un atrayente interés literario. Por desgracia en Cuestión de locura no descubrimos estos rasgos.
