Maryse Condé (1937) nació en la isla antillana de Guadalupe, en una familia de lengua y cultura francesas. Sus padres viven mirando a Francia y le prohíben hablar en criollo. Sueñan con un París idealizado, al que viajan siempre que pueden por ser funcionarios franceses en ese departamento de ultramar. Y aunque parecen sentir más el orgullo de sentirse franceses que las humillaciones de que son objeto por ser negros, Marysé no es ajena al desprecio que ve en la
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