Rafael Gómez Pérez, A propósito de ser cristiano

A propósito de ser cristiano

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2021)

Nº PÁGINAS160 págs.

PRECIO PAPEL13 €

PRECIO DIGITAL6,99 €

GÉNERO

Es común el diagnóstico de que en Occidente, el cristianismo está en retroceso. Indicios de ello no faltan, pero Rafael Gómez Pérez señala que no es tan fácil medir tal decadencia y hace ver que ese cuadro general está hecho de trazos gruesos que tapan zonas grises o luminosas.

El autor remite primero al Evangelio, que con sobrio realismo advierte que en el mundo hay siempre trigo y cizaña, no trigo solo ni sola cizaña. Lo muestra a continuación con un repaso de la historia, saludable remedio para juicios demasiado sumarios. Los “tiempos mejores” –por no decir “eras doradas”– con los que se compara la presente decadencia no fueron mejores en todos los aspectos, y hubo otras –como el “siglo de hierro del papado”– que no preferiríamos a la actual. Visto el pasado con atención, en toda época encontramos que la tendencia general tiene contraejemplos, y si en la trayectoria del cristianismo reconocemos altibajos, eso mismo enseña que todas las tendencias son reversibles.

Otra fuente de relativización de la decadencia es, por así decir, geográfica. La cuesta abajo no es universal: el cristianismo crece en África y Asia, y ser creyente de una u otra fe es la condición que predomina en el mundo. La historia nos amonesta de nuevo: las regiones de florecimiento cristiano no siempre han sido las mismas, y las tornas pueden volver a cambiar.

“Nada nuevo bajo el sol”; pero la sucesión de alternativas es parte de lo permanente. Algo nuevo de nuestra era, más individualista que otras, es que el entorno social es menos determinante para la fe de cada uno: se cree especialmente por opción personal, y no tanto como antes por tradición. Por eso Gómez Pérez previene contra lo que llama “sociologización”, o sea, calibrar los fenómenos religiosos con datos externos (estadísticas, encuestas), que por fuerza no dicen todo. Se es cristiano desde el interior espiritual, merced a la gracia divina, y por eso se cumple el caso de la semilla que germina bajo tierra sin que se vea: otra enseñanza del Evangelio.

Pero también es evangélica la doctrina de que la semilla se hace árbol. La fe no puede menos de manifestarse en la caridad, precisa el autor. Junto al debe de la decadencia se debe anotar el haber de la caridad, con obras bien visibles por parte de los cristianos. Solo que Gómez Pérez advierte que las obras no se reducen a las institucionales: no menos visible, aunque no mediática, es la caridad de tantos cristianos en sus propios entornos.

Este ensayo puede aportar luz a los cristianos que perciben vivamente el predominio de una cultura más o menos hostil. Las respuestas no se limitan a algún tipo de “opción benedictina” o un contraataque organizado. Gómez Pérez ofrece una clave para encontrar soluciones: hoy, “el peso del trabajo se traslada a los creyentes comunes, al pueblo que, en defensa de la libertad de su conciencia, se opone a la difusión del mal con la construcción del bien”. Desencadenar las energías de la libertad cristiana es la base de todas las soluciones –en plural, porque no es una sola–. Si hay libertad, el futuro no está asegurado, como señala el autor; mas, igualmente, nada está definitivamente perdido.

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