Félix (Santiago Segura) y Óscar (Leo Harlem) son dos viejos amigos que han perdido sus trabajos y a sus mujeres. Así que los dos se ven obligados a aceptar un trabajo temporal como animadores de una docena de niños alojados en un hotel de lujo en Canarias. Un reto complejo, pues Félix es muy soso y a Óscar le horrorizan los críos. Y, como les tocan sus propios hijos un mes del verano, deciden llevárselos al hotel y esconderlos en la zona de empleados. Como era de prever, el plan provoca el caos.
Tras el éxito de las sagas Padre no hay más que uno y A todo tren, Santiago Segura y Leo Harlem se alían otra vez en esta nueva comedia familiar, algo menos divertida y más superficial que sus predecesoras, pues quizás desdramatiza demasiado el divorcio, sobre todo en lo referente a las consecuencias negativas en los hijos.
En cualquier caso, el guion de Segura y Marta González de Vega –su colaboradora habitual– es ágil, incluye numerosos gags divertidos y lanza certeras puyas al materialismo hedonista y al postureo frívolo. Así que facilita el lucimiento de los dos cómicos protagonistas y de todos los secundarios, sobre todo de la niña Daniela Pintado, cuyo desparpajo compite con el patetismo del vagabundo que encarna Florentino Fernández.
Jerónimo José Martín
@Jerojose2002