Un mundo perfecto

Un mundo perfecto

TÍTULO ORIGINAL A Perfect World

DIRECCIÓN

GÉNEROS

A Perfect WorldDirector: Clint Eastwood. Intérpretes: Kevin Costner, T.J. Lowther, Clint Eastwood.

Con los años, Clint Eastwood ha ido mejorando como actor y como director, hasta convertirse en uno de los nombres claves del cine norteamericano actual. Con Un mundo perfecto varía un poco el registro tenebrista de sus tres últimas películas como director (Bird, Cazador blanco, corazón negro y Sin Perdón). Esta vez ha querido enfrentarse a una especie de fábula moral con estructura clásica de road-movie, dura también, pero más idealista y con un mayor recurso al humor.

La acción se desarrolla en Tejas en 1963. Tras una infancia difícil, Butch (Kevin Costner) se convirtió en criminal profesional en la cárcel. Ahora, con varias condenas graves a sus espaldas, consigue escapar de la prisión federal en la que se encuentra. En su huida en coche por todo el Estado de Tejas le acompaña como rehén Phillip (T.J. Lowther), un niño de 8 años que vive agobiado por las estrictas exigencias de su madre, seguidora de los Testigos de Jehová. Entre ambos surgirá una singular relación de amistad, casi paterno-filial. Les persiguen el sheriff Garnett (Clint Eastwood), un duro policía que fue quien mandó a Butch por primera vez a la cárcel; y Sally (Laura Dern), una bisoña aunque decidida criminóloga, que conoce el drama que une a perseguidor y perseguido. Con ellos viaja también un agente del FBI dispuesto a resolver el caso a cualquier precio.

Formalmente, la película es magnífica. Eastwood ha logrado esa sugerente densidad visual y dramática que caracteriza sus últimos trabajos co-mo director. Además, introduce ciertos pasajes in-trospectivos de gran calidad sin que se resienta la fluidez narrativa. Esta sólida puesta en escena se enriquece con una bella fotografía, una buena banda sonora y unas interpretaciones excelentes, sobre todo de Kevin Costner y el niño T.J. Lowther.

De todos modos, el guión de John Lee Hancock, aunque resuelve muy bien la relación entre Butch y el niño, y entre el sheriff y la criminóloga, cae en el tópico al retratar a los agentes del FBI, cuyas personalidades de cartón piedra desentonan con los matizados perfiles de los demás personajes.

Lo más discutible de la película es el tratamiento que Hancock y Eastwood han dado a la historia. Parten de una visión positiva y nada maniquea del ser humano, en la que predominan las luces sobre las sombras. También resulta aceptable su crítica a la eficacia del sistema judicial y carcelario norteamericano. Pero en ese reino de colores grises en el que Eastwood gusta moverse, acaba triunfando un ambiguo escepticismo.

Así, al enjuiciar a Butch se diluye su culpabilidad personal en las circunstancias sociales. Aunque donde más pesa esa falta de definición moral es en la descripción del proceso de maduración del niño. Desde luego, muchas de las críticas que hace Butch a ciertas conductas demasiado rígidas en la educación de los hijos son certeras. Pero se convierten finalmente en superficial apología de un etéreo naturalismo, bastante amoral. No podía ser de otra manera siendo el criminal el maestro del niño, a pesar de que Butch muestre buenas intenciones.

Este enfoque resulta especialmente espinoso porque el niño acaba participando activamente en la espiral delictiva que provoca la huida. Ahora que los efectos de la violencia del cine y la televisión en los niños comienzan a mostrarse con especial dramatismo, ese planteamiento de la película hay que tenerlo muy en cuenta al valorarla. Eastwood parece escudarse en que la situación descrita no se daría en el mundo ideal, en esa mitificada Alaska a la que quiere llegar Butch en su huida. Pero ya se sabe que en los mundos ideales no hay ningún problema real.

Jerónimo José Martín

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.