La muerte de Kathleen Peterson en Carolina del Norte en 2001 parecía accidental. Una maldita escalera… Pero la investigación policial terminó en una acusación de asesinato a su marido, Michael, novelista, que acabó en un exhaustivo juicio mediático, reflejado a su vez en una docuserie francesa de 13 capítulos en 2004, que tuvo dos continuaciones en 2013 y 2018. Las cuatro series no comparten solo el título, sino también un guion que desaprovecha una trama que debería ser adictiva y no termina de serlo.
El creador de la serie es el neoyorquino Antonio Campos, un director, guionista y productor de una serie tan popular y tramposa como The Sinner (2017-2020), y de una película de violencia salvaje que tenía como protagonista a la versión más perversa de Tom Holland (El diablo a todas horas, 2020). The Staircase tiene un buen arranque, gracias especialmente a un trabajo de interpretación fantástico de un reparto internacional en el que destacan Colin Firth, Juliette Binoche y Toni Collete. Pero la trama se desperdiga en los aspectos más morbosos y secretos de la vida personal del protagonista antes del presunto homicidio, y repitiendo excesivamente algunas vías de investigación, dejando de profundizar en tramas secundarias fundamentales, especialmente las de los hijos del acusado.
En los últimos años, las series true crime han mostrado mucho talento para sorprender al espectador con una creatividad narrativa que profundiza en los personajes, y construye una trama inteligente y adictiva sin necesidad de manipular. La historia de The Staircase, sin embargo, tiene giros trazados con cierta torpeza, y una evolución dramática que resulta insatisfactoria. El guion desaprovecha, por ejemplo, el desconcertante testimonio del vecino de los Peterson, que abre una vía de investigación fascinante con los búhos como inesperados protagonistas. Por estos motivos, la serie se queda a mitad de camino, sin llegar a sobresalir entre las numerosas series sobre crímenes reales.
