Directores y guionistas: Jesús Nebot y Julia Montejo. Intérpretes: Jesús Nebot, Chelsea Rendon, Lindsay Price, Vernée Watson-Lohnson, Susan Haskell, Paul Ganus, Robert Vestal. 98 min. Jóvenes.
En 1995, la catalana Isabel Coixet demostró con su espléndida película Cosas que nunca te dije que, si se partía de un buen guión, cualquier director español podía rodar en Estados Unidos cine independiente de bajo presupuesto. Ahora vuelven a confirmarlo en Sin retorno dos profesionales españoles formados en California: el actor-productor Jesús Nebot -afincado en Santa Mónica- y la guionista Julia Montejo, ahora residente en España y, entre otras dedicaciones, profesora adjunta de Escritura de Guiones en la Universidad de Navarra. Nueve premios internacionales avalan esta su primera película como directores, incluidos el Premio del Público en el Festival de Málaga 2001 y el prestigioso Premio Alma 2002 a la mejor producción independiente.
Inspirado en hechos y personajes reales, el guión relata el drama de Pablo, un profesor de literatura hondureño que emigró a California después de que su esposa falleciera durante el huracán Mitch. Ahora malvive sin papeles con su hija Cristina, una niña de seis años inteligente, descarada e imaginativa. Pero un día Pablo atropella accidentalmente y mata a una niña wasp (blanca, anglosajona y protestante). Asustado, emprende la huida hacia México con su hija y una reportera de origen asiático que ansía grabar una buena historia con su cámara digital. Seguirá sus pasos una singular pareja de policías.
La película está interpretada con gran convicción, y rodada con un hiperrealismo a ratos algo descarnado, pero fresco, directo y nada morboso, Además, como el guión mira a todos los personajes con comprensión y compasión, no cae en los tópicos simplistas de otras películas de denuncia social. De este modo ofrece un retrato ponderado y emotivo de la tragedia de los inmigrantes sin papeles, enriquecido por una luminosa visión de la diversidad étnica y cultural, del papel cívico de los medios de comunicación, del sentido profundo del sufrimiento, de la dignidad y trascendencia humanas, y del carácter auténticamente progresista del perdón y de la unidad familiar.
Jerónimo José Martín