Silver City

Director y guionista: John Sayles. Intérpretes: Danny Huston, Chris Cooper, Richard Dreyfuss, Sal Lopez, Maria Bello, Daryl Hannah, David Clennon. 129 min. Jóvenes-adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Mientras rueda un «spot», el candidato a gobernador de Colorado pesca un cadáver en un lago. Tratando de evitar el escándalo, encargan a una agencia de detectives que averigüen quién es el muerto, y si algún enemigo político lo ha dejado adrede. A medida que avanza en sus indagaciones, el investigador Danny O’Brien descubrirá que el enemigo está en casa.

Lúcida sátira política, revestida de trama detectivesca, y con el romanticismo al fondo de un antiguo amor, y de la fidelidad a los propios principios. Aunque en el candidato hay paralelismos con el presidente George W. Bush, John Sayles es lo bastante hábil para no caer en la burda caricatura. Así, muestra con mordacidad a un demagogo puro, no demasiado inteligente, hombre de paja manejado por otros que esperan sacar tajada de su triunfo electoral. Y dirige su diatriba a ese clan de explotadores, que hace fortuna manipulando a los votantes con la apelación a su patriotismo, a los valores familiares, a Dios, etc. De este modo se fustiga más la hipocresía que las ideas, lo que se constata en el caso de la hermana del candidato, feliz de haber tenido al hijo que pensó abortar. Pero no sólo los políticos salen mal parados: los medios de comunicación son acusados de apostar siempre al caballo ganador, de evitar las cuestiones incómodas que suponen un riesgo. Además hay una interesante subtrama, en que se pinta la miseria de los inmigrantes y los espaldas mojadas, que sin papeles son mercancía de la que se puede prescindir.

En todo domina el antihéroe, el detective que vertebra el magnífico guión, bien encarnado por Danny Huston, quien recuerda a Jack Nicholson en «Chinatown». A pesar de sus miserias, tiene unos principios; y aunque las paredes del poder son demasiado gruesas, no transige y hace lo que puede para desvelar su historia. Al hilo de la investigación se despliega una amplia galería de personajes, bien dibujados e interpretados. El desenlace, de gran fuerza visual, y con el sonido de un himno patriótico como telón de fondo, refuerza la ironía de cómo, con la excusa de que Estados Unidos es el país de las oportunidades, algunos se aprovechan para exprimirlo.

José María Aresté

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