Ser y tener

Guión: Nicolas Philibert. Fotografía: Katell Djian y Laurent Didier. Montaje: Nicolas Philibert. Música: Phillippe Hersant. Intérpretes: El maestro, Georges López, y sus alumnos. 104 min. Jóvenes.

TÍTULO ORIGINAL Être et avoir

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Sin duda, la hermosura sencilla del paisaje -campesino, no romántico- de algún lugar del Auvergne, presente en las cuatro estaciones, coopera a la claridad de esta película. E igualmente -mucho más- los rostros de los niños, sus gestos sencillos y sus miradas limpias. También el encanto de la misma escuela, el alto edificio aislado, la verja…; y todo esto maravillosamente fotografiado. Pero sobre todo -no son arte las cosas mismas sin más- es la sensibilidad creativa de Nicolas Philibert (guión, cámara, dirección, montaje), que ha sabido dar el toque a la realidad haciéndola mágica.

La realidad es esta: «Existen todavía, diseminadas por toda Francia, escuelas de una única clase, en la que todos los niños de un mismo pueblo, desde el parvulario hasta el final de la enseñanza primaria, se concentran en torno a un maestro (……). En una de estas escuelas, situada en alguna parte del corazón del Auvergne, se rodó esta película».

Ser y tener es, pues, un documental (¿o sólo tiene aspecto documental?) que muestra la vida de una pequeña clase de un pueblo a lo largo de todo un curso. Es cierto que el maestro, Georges López, tiene unas dotes pedagógicas excepcionales; pero, al ser eso verdad, no cabe sino decir que la película, además de una bellísima obra perfecta, es una película muy útil, como modelo, para maestros y profesores.

Uno de los secretos de la captadora gracia de este film es este: muestra la vida; es, si cabe decirlo así, una obra viva. ¡Nada menos! Con la sencillez de lo auténtico, con la inteligencia de lo bien acabado, presenta la ternura de los niños de cuatro años, su admiración ante lo que aprenden, su confianza desarmada; y presenta también las dificultades interiores y de comportamiento de los preadolescentes de diez o pocos más años, su noble reacción ante quien sabe serles amigo. Todo bajo la «autoridad tranquila» de un maestro que es también un creador, un despertador de almas……

La realización cinematográfica -por un periodo de un curso entero- no estuvo exenta de dificultad, de mucha dificultad, y parece sin embargo como si la cámara no existiera ante los niños -104 minutos que pasan como un soplo-; el resultado es de una gran sencillez, ofrece sólo espontánea amenidad y risa, tragedias cotidianas y comunes sufrimientos, diversiones transparentes…

Y se cierra la película como las obras maestras se cierran: con un final admirable, tan simple, y al mismo tiempo tan cargado de sentimientos y de ideas, que enriquece la mente y duele en el corazón, y lo esponja.

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