Cormac McCarthy ganó en 2007 el premio Pulitzer por La carretera, un breve, seco, duro y magistral relato sobre la lucha por la supervivencia de un padre y un hijo en un mundo destruido por una hecatombe, a la que nunca se daba apellido.
La adaptación a la pantalla grande era un caramelo jugoso (a McCarthy ya le han adaptado otras veces: la última, los Coen en la oscarizada No es país para viejos) pero con riesgo de ser también envenenado. No es fácil trasladar al cine una historia protagonizada por dos personajes qu ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.