Ray

Director: Taylor Hackford. Guión: James L. White. Intérpretes: Jamie Foxx, Kerry Washington, Regina King, Clifton Powell, Harry J. Lennix, Bokeem Woodbine. 152 min. Adultos.

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Si hay un género que evidencia las debilidades del cine a la hora de ahondar en las interioridades del ser humano, ése es el llamado «biopic», historias que pretenden abarcar y hacer balance de lo que ha sido la vida de una persona real. El mayor elogio que cabe hacer de «Ray» es que nos lleva extraordinariamente cerca de Ray Charles Robinson (1930-2004), leyenda musical que aunó estilos tan variados como el «jazz», el «rythm & blues», el «gospel», el «rock & roll» e incluso el «country». Taylor Hackford (director de «Noches de sol» y «Prueba de vida», y productor de «Cuando éramos reyes») evita entregar una serie de retazos biográficos, cosidos con más o menos esmero, gracias al sólido guión de James L. White.

La historia arranca con el viaje en autobús que lleva al joven ciego Ray desde Florida al ambiente jazzístico de Seattle. Trama lineal ascendente de corte clásico, ayuda a conocer la limitación física del protagonista, su incipiente genio musical, las gentes de su entorno, los primeros éxitos, y la relación con la discográfica Atlantic Records, sorprendentemente humana. Los logros en su carrera artística vienen entreverados con una agitada vida personal, donde la presencia de una esposa que le quiere, Della Bea, no impide las relaciones sexuales con otras mujeres, algunas prolongadas en el tiempo, o la caída en la drogadicción. Pero lo que imprime hondura emocional a la narración de la lucha profesional y familiar de Ray son los «flash-backs», que retrotraen a su infancia, Arcadia feliz pero también época de traumas: importancia esencial, en estas escenas y en otras oníricas, reviste la maravillosa figura materna de Aretha Robinson.

Antes de su muerte, el propio Ray Charles dio luz verde al film. Lo que no significa que caiga en la pura hagiografía, pues aborda su descenso a los infiernos con sinceridad, no reñida con la elegancia.

Pero sobre todo se intenta contar una historia de superación, gracias a los apoyos adecuados; la realización, una vez más, del sueño americano, con actos que redimen, como el significarse en la lucha por la igualdad racial. Jamie Foxx hace una gran caracterización del genial músico a lo largo de todo el metraje. Y los demás actores, sin duda secundarios, están a su altura, con mención especial para la desconocida Sharon Warren, que compone una madre inolvidable.

José María Aresté

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