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Una versión de este artículo se publicó en el número impreso 88/15

La Espiga de Oro en el último Festival de Valladolid fue paraesta película islandesa que reúne algunas de las características de cierto cine escandinavo, como el de Aki Kaurismäki (El Havre) o el de Bent Hamer (Kitchen Stories): un tempo, una extraña emotividad fría, una mirada tiernamente irónica sobre el ser humano, y una complicidad sutil y genuina con el surrealismo.

Rams cuenta la historia de dos hermanos solteros entrados en años que se dedican a la ganadería ovina: ovejas y sobre todo carneros. Llevan cuarenta años enemistados y casi sin dirigirse la palabra, a pesar de que viven uno junto al otro. Pero sucede algo que les obligará a volver a relacionarse.

Hay ciertos paralelismos con Una historia verdadera de David Lynch: hay una reconciliación de dos ancianos hermanos que llevan años enemistados y que en el fondo de su alma anhelan el perdón. También se asemeja en el clima contemplativo de ciertos momentos de carretera. Sin embargo, en la película islandesa se ilustra sobre todo el enfrentamiento, mientras que en la de Lynch el peso estaba en el camino de purificación y de perdón. También se diferencian en el horizonte ideal de los personajes, mucho más reducido en Rams, donde parece que no hay nada en el mundo más allá de los carneros. Aun así, la cinta es honesta, cae muy bien por su ternura, y es entrañable en su resolución.

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