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Por trece razones

GÉNEROS,

PÚBLICOTodos los públicos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Sexo

ESTRENO31/03/2017

EPISODIOS13 capítulos de 60 min.

Hannah Baker (Katherine Langford), 17 años, estudia y trabaja, buenas notas, sociable. Vive en una buena casa y tiene unos padres aún mejores. Y acaba de suicidarse. No ha dejado nota, sino trece casetes grabadas por ella misma en la que cuenta las personas que le han llevado a este trágico desenlace. La caja con las cintas debe pasar de un responsable a otro, hasta que las oigan los trece. Clay (Dylan Minnette), su compañero de clase, y de trabajo en una sala de cine, acaba de recibir esa caja.

La originalidad de la estructura dramática y la controversia generada por el argumento han hecho que Por trece razones sea la serie más comentada por adolescentes en los últimos meses. El suicidio juvenil ya había aparecido en muchas series y películas, especialmente en España. En su momento (2008), Física o Química comenzaba sus siete temporadas con un suicidio explicado con la superficialidad primaria que caracterizó a esa zafia ficción televisiva. En contraste, otras series como Pulseras rojas o películas como Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen, o Verbo, de Eduardo Chapero-Jackson, profundizaban con rigor en una de las crecientes causas de muerte entre los jóvenes de países occidentales.

Por trece razones está basado en un best-seller de 2007 del norteamericano Jay Asher, escritor de 41 años especializado en novelas sobre adolescentes. El autor obtuvo un éxito impresionante y en su décima edición incluyó un giro sorprendente: finalmente Hannah había sobrevivido al intento de suicidio. Netflix no dudó en mantener la historia original, y para ello contrató, entre otros, a uno de los directores más importantes del cine norteamericano actual: Thomas McCarthy, guionista, productor y director de Win Win, The Visitor y especialmente Spotlight (ganadora del Oscar a la mejor película en 2015).

Giros increíbles

Antes que nada, quiero advertir que esta serie podría ser sobresaliente si no tuviese algunos errores de bulto, típicos de ficciones muy pendientes de aumentar la audiencia. La aglomeración de giros dramáticos llega a límites increíbles, especialmente a mitad de temporada. Las desgracias se superponen y complican de manera tan aparentemente casual que la manipulación del espectador es demasiado evidente. Por otro lado, la sexualización de los conflictos es tan repetitiva y similar que acaba por estancar al argumento y los personajes.

Esta serie plantea unas carencias educativas con notable talento, aportando matices a situaciones muy complejas

Aun teniendo en cuenta lo anterior, Por trece razones es una serie imponente en muchos tramos, especialmente en los capítulos primero y último (aquellos en los que McCarthy ha tenido mayor responsabilidad). Las magníficas interpretaciones de los dos protagonistas, la puntual utilización de la versión de Only You cantada por Sienna Miller (productora de la serie y víctima de acoso), y un guion en el que destacan algunos diálogos muy certeros, hacen que la serie se agigante por momentos. En una época en que a los adolescentes se les da todo tan masticado, esta serie hace pensar y digerir responsabilidades dolorosas. También a los padres y educadores se les golpea con fuerza; ellos tienen en sus manos una juventud que tiene toneladas de egocentrismo y comodidades a sus espaldas. Pero, insisto, la responsabilidad en la serie se reparte entre jóvenes y mayores. La infelicidad patente en toda una generación privilegiada en lo material y damnificada en lo inmaterial es una realidad que en muy pocos casos lleva al suicidio, pero aun así conviene preocuparse mucho más por ella.

Esta serie me parece necesaria en algunos episodios, porque plantea unas carencias educativas con notable talento, aportando matices a situaciones muy complejas. En algunos sectores ha sido criticada porque determinados adolescentes pueden malinterpretarla y verse animados a seguir el camino de Hannah. Desde luego, Por trece razones no es aconsejable para cualquier tipo de público por su crueldad y sordidez, pero creo que es muy recomendable para un sector muy amplio de adolescentes mayores que tienen como únicos lemas “No te rayes” y “Pásalo bien”. Para cualquier adulto responsable de chicos de esa edad y personal docente, considero que los capítulos indicados arriba son muy clarificadores. También algunas escenas escogidas pueden facilitar la explicación de aspectos tan importantes en la educación como el respeto y la dignidad en el trato con los demás, la afectividad, etc.

Con una edición más acertada (la serie debería durar siete u ocho capítulos en vez de trece) y un menor efectismo dramático en la trama, estaríamos hablando de una joya de la televisión moderna.

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  1. 22 Jul, 2017

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