La trama arranca con las imágenes de una cámara de vigilancia de una tienda, donde se ha producido un atraco, con el resultado de un muerto. Y luego la voz en off del protagonista, Steve Harmon, el adolescente detenido, nos pone al tanto de su situación: se encontraba en el lugar equivocado en el momento equivocado.
El director Anthony Mandler desarrolla poliédricamente su historia, basada en la novela de novela homónima de Walter Dean Myers: la ilusión de Steve por ser director de cine, la estima de su profesor y sus compañeros de estudios, y a la vez el ambiente de delincuencia de Harlem, el dolor por sus padres, buena gente que no entiende la pesadilla en que están inmersos, y la atmósfera desquiciante de una prisión con criminales convictos.
La narración, clásica, pero con personalidad, fluye bien, con flashbacks bien traídos a cuento y la cita cinéfila de la obra maestra del japonés Akira Kurosawa, Rashomon, por unos hechos objetivos ante los que puede haber visiones muy subjetivas.
Está muy bien todo el reparto. Tiene mérito el joven protagonista en alza: Kelvin Harrison Jr., pero también todos sus compañeros de reparto.
