Mi familia

TÍTULO ORIGINAL My Family

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Gregory Nava.Intérpretes: Jenny Gago, Eduardo López Rojas, Esai Morales, Leon Singer, Edward James Olmos, Jimmy Smith, Elpidia Carrillo, Lupe Ontiveros, Constance Marie.

Con esta película, de tintes autobiográficos, Gregory Nava confirma las buenas maneras que ya mostró en El Norte y en La fuerza del destino. Esta vez relata la dilatada saga de una familia de emigrantes mexicanos, desde que se instalan en un suburbio del Este de Los Ángeles en 1926 hasta nuestros días. A las rocambolescas peripecias de los padres para entrar en Estados Unidos -el padre llega andando desde Michoacán (México), la madre sufrirá la injusta represión del Departamento de Inmigración-, suceden las historias entrecruzadas de cada uno de sus hijos: Chucho, un pandillero muerto por la policía; Jimmy, traumatizado por la muerte de su hermano; Irene, la hija mayor, que se casa con otro chicano; Memo, que triunfará como abogado a costa de renunciar a sus raíces; Toni, una joven bella e inquieta que se hace monja y, años más tarde, en pleno desconcierto postconciliar, pierde la vocación y se casa con un sacerdote; y Paco, destacado novelista, que es quien relata la historia de su familia.

Gregory Nava mezcla eficazmente un fuerte tono de melodrama clásico -a veces, un tanto lacrimógeno- con numerosos golpes de humor y pasajes de aventuras o policiacos, que suavizan la evolución de la historia hacia la tragedia. Todo ello, narrado con vigor y fluidez -de intensidad variable según el episodio-, y adaptándose al estilo visual y musical característico de cada década. También rebosan convicción las interpretaciones de todo el reparto, que reúne a los mejores actores norteamericanos de origen hispano. Otros aspectos destacables son la fotografía de Edward Lachman, la música de Mark McKenzie y Pepe Ávila, y todo el trabajo de producción -ambientación, vestuario…-, coordinado nada menos que por Francis Ford Coppola. Todo esto da al film una sólida factura, muy vistosa en algunas secuencias magníficamente resueltas.

Al no caer en el maniqueísmo superficial y ofrecer las dos caras del sueño americano, la película atempera bastante sus numerosos elementos de crítica y autocrítica social, que incluyen denuncias enérgicas a la policía de Los Ángeles, al Departamento de Inmigración, al deficiente sistema sanitario norteamericano, y también al sinsentido de las violentas bandas callejeras de los barrios hispanos. En cualquier caso, los personajes reflejan emblemáticamente los problemas de adaptación a la sociedad norteamericana de una comunidad hispana que intenta preservar su propia identidad, así como el progresivo deterioro de dicha comunidad en las últimas décadas, paralelo al desconcierto moral de la moderna sociedad occidental. Esto se muestra a veces con cierta crudeza, sobre todo en un par de secuencias de sexo explícito y en algunos diálogos.

Sin renunciar al realismo, la película abre una puerta a la esperanza, a través de la mirada llena de cariño que Nava lanza a sus personajes. Destaca sobre todo la atractiva figura de la madre, que se convierte en el verdadero referente moral del film. Su fe -siempre correspondida- en la Virgen de Guadalupe, su inmensa alegría ante la vocación religiosa de su hija y su tristeza ante su abandono, su decidida apertura a la vida -«Los hijos son la mayor bendición», señala-, su resignada aceptación de los dramas que le acontecen y su inagotable confianza en la comprensión mutua, la unidad familiar y el trabajo honesto, conforman el entramado de sugerentes valores que propone la película.

Jerónimo José Martín

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