Arsène Lupin es uno de los mitos literarios más internacionales de Francia. El escritor Maurice Leblanc (1864-1941) creó este ladrón de guante blanco que robaba a villanos ganándose a un público que leía con fascinación todas sus novelas. Esta serie creada por George Kay (Criminal) y dirigida por Louis Leterrier (Transporter, Ahora me ves) ofrece una versión contemporánea de este personaje interpretado por Omar Sy.
Aunque en el mundo se estrenan más de 500 series al año, una ficción como Lupin es toda una novedad. Poner de acuerdo a críticos de todo el mundo es algo que parece casi imposible, pero esta serie lo ha logrado acertando con un tono amable y universal. En apenas cinco capítulos de esta primera temporada que tendrá continuación, los creadores de la serie muestran un protagonista carismático que, además de ser un “mago del delito”, tiene una humanidad que se puede tocar. La mezcla de trama enrevesada y drama personal hacen que esta serie tenga unas medidas perfectas de ritmo y desarrollo.
Omar Sy se convirtió en una gran estrella internacional con la película europea más taquillera de la Historia del Cine: Intocable (2011), de los franceses Nakache y Toledano. Este éxito tan fulminante derivó en su carrera hacia personajes previsibles en historias con exceso de azúcar y moraleja: Samba, El doctor de la felicidad, El príncipe olvidado. Con Lupin ha logrado un personaje seductor e imprevisible que demuestra el talento de los guionistas de la serie.
La serie tiene el diseño visual y las localizaciones de las grandes superproducciones, un género en estado de alerta en los últimos años, especialmente en el cine, con ficciones tan caducas como Terminator: Destino oscuro o Rambo: Last Blood. A la espera de que lleguen a las grandes pantallas la reanimación de sagas como las de James Bond o Misión: Imposible, Lupin es una alternativa oxigenante e inesperada que se ha convertido en el fenómeno de Netflix en 2021.
