Los años nuevos
6/10Valoración

Los años nuevos

GÉNEROS

PÚBLICOAdultos

contenidos

Ritmo : ⚪⚫⚫
Amor: ⚪⚪⚪
Lenguaje Soez: ⚪⚪⚫
Sexo: ⚪⚪⚫
Humor: ⚪⚫⚫

ESTRENO28/11/2024

EPISODIOS10 episodios de 45 min.

PLATAFORMAS

A lo largo de diez celebraciones del año nuevo, Ana y Óscar pasan de los treinta a los cuarenta con idas y venidas en su relación afectiva, las amistades, el trabajo, la familia… Con una estructura narrativa tan arriesgada como ambiciosa, Rodrigo Sorogoyen dirige y escribe esta miniserie sin su colaboradora habitual, Isabel Peña, coguionista de películas como Stockholm (2013), El reino (2018) o As Bestas (2022), además de la serie Antidisturbios (2020). En esta ocasión, el cineasta ha contado con directores y guionistas como David Martín Santos (La vida era eso), Paula Fabra (Un asunto privado) o Sara Cano (Deudas).

La serie entrecruza con ingenio las historias de Ana y Óscar insertadas en las de su grupo de amigos que, a lo largo de los años, va llegando de diferentes maneras a la madurez. En ese itinerario tienen especial relevancia la fragilidad de sus relaciones, muy marcadas por su condición de compromisos negociables y temporales, tan abiertos a la libertad del otro como condicionados por la desconfianza y la autonomía. El contexto de las fiestas de año nuevo facilita que los personajes se planteen en cada capítulo hacía dónde están dirigiendo su vida, y si han cumplido con las expectativas e ilusiones que tenían en la veintena. Y en ese análisis la serie tiene dos partes muy diferenciadas y desiguales, cada una de ellas de cinco capítulos, que es la misma división que utilizó Movistar en el estreno de la serie en el festival de Valladolid, y en su reciente paso por algunas salas de cine.

La primera parte de la serie muestra una juventud que todavía no tiene demasiadas ligaduras amorosas, familiares y laborales, y eso se nota en las horas de fiesta, la sexualidad apresurada, la presencia rutinaria del alcohol y las drogas, la banalidad de algunas conversaciones. En esos cinco capítulos hay diálogos que, aunque tienen detalles de verismo, quedan ahogados en un cierto estereotipo de despreocupación generacional e idealismo emotivo. Por primera vez en su trayectoria, Sorogoyen deja de un lado su preferencia por la elipsis y concede demasiados minutos a una creatividad sexual que termina siendo reiterativa y funcional, dejando de lado la psicología y matices que fascinaron en su contracultural ópera prima, Stockholm.

En la segunda parte de la serie son más reconocibles las señas de identidad del cineasta. Hay una mayor imaginación en el diseño de situaciones, sensacional en el capítulo sexto que inicia este segundo tramo con más humor, apertura y madurez en los personajes. Aparecen con mucha frecuencia la filiación de los dos protagonistas, que se muestra esencial para entender mejor la evolución de sus caracteres y la relación que intentan construir entre ellos. En esos largos diálogos entre padres e hijos se ven las similitudes entre el anhelo de plenitud de jóvenes y mayores, habitualmente amenazados de un escepticismo vital que intentan combatir con más buena voluntad que argumentos de fondo de armario.

La serie tiene un nivel interpretativo excelente, aunque brilla de manera especial Iría del Río (El inmortal, Apocalipsis Z) que termina superando en encanto y naturalidad a Francesco Carril, un actor más destacable y convincente en las películas de Jonás Trueba (La virgen de agosto, La reconquista). También la música cobra un especial protagonismo, con una selección de canciones que ayudan a perfilar a los personajes y sus romances quebrados gracias a las letras de compositores alternativos como Vetusta Morla, Nacho Vegas o Silvia Pérez Cruz.

Los años nuevos fue presentada en el pasado Festival de Venecia y, desde entonces, no ha hecho más que incrementar su prestigio, hasta ser considerada por muchos la mejor serie española del año, y una de las más relevantes en el ámbito internacional. Reconociendo sus aciertos, está vez no me sumo a esa tendencia mayoritaria. Me quedo con capítulos, escenas, detalles… Y con la sensación de que se ha perdido, en buena parte, una gran oportunidad de construir un relato más necesario y sugerente sobre la afectividad y la madurez, en la línea de otra serie de Movistar, la sobresaliente Querer, de Alauda Ruiz de Azúa.

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