Concha de Oro en San Sebastián. Premio al mejor guión. Qué grandes le vienen estos premios a esta pequeña película de Arturo Ripstein. Nadie niega que La perdición de los hombres está correctamente realizada. Pero esto no es una novedad en el director mexicano, que ha demostrado una gran pericia técnica para contar sus sórdidas historias en films como La mujer del puerto, Profundo carmesí, El evangelio de las maravillas o El coronel no tiene quien le escriba.
Este esperpento en tres actos es, decididamente, una obra menor. Un aparcero bígamo es apaleado hasta la muerte por dos hombres. Las dos mujeres del finado se disputan su cuerpo para velarlo. Descubrimos que el asesinato estuvo motivado por un partido de béisbol.
En torno a estas ideas articulan Ripstein y Paz Alicia Garciadiego su pequeña broma. Humor negro y grosera necrofilia, una jerga en un castellano a veces ininteligible, una fotografía en blanco y negro obtenida en vídeo. Quizá su principal mérito es demostrar que se puede realizar un film presentable con un presupuesto ajustado. Por eso, hubiera bastado con una mención especial.
José María Aresté
