El director y guionista Robert Benton, experto en conflictos de pareja -como demostró en su oscarizada Kramer contra Kramer-, dirige a un reparto inmejorable en La mancha humana, inquietante película, basada en la novela del premio Pulizer Philip Roth.
Coleman Silk es un prestigioso profesor universitario estadounidense, que en 1998 es injustamente acusado de racismo. Un tribunal académico le sanciona y él, víctima de la crispación, tiene la tentación de tirar la casa por la ventana. En esto conoce a una chica que limpia casas y cuyo atractivo y sensualidad precipitan a Coleman por la pendiente de una relación erótica sin precedentes en su vida. Pero el ex marido de ella, un hombre trastornado, se convierte en una inesperada amenaza para la pareja.
Esta historia, algo morbosa, quiere presentar la redención de un hombre y de su pasado a través de una relación sexual tan pasional como improbable. A pesar del fastuoso reparto, la película es confusa en el tratamiento de sus propuestas, insatisfactorias y ambiguas. Lo más interesante -la trama del secreto que Coleman guarda desde pequeño- se ve eclipsado por la fuerza erótica de la trama de Nicole Kidman, que desequilibra la historia hacia su lado más banal. Eso sí, la película está muy bien rodada, interpretada, iluminada, y por tener, tiene hasta una buena banda sonora. Pero el guión es el guión.
