La asistenta

La asistenta

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Sexo

ESTRENO01/10/2021

EPISODIOS10 capítulos de 55 min.

PLATAFORMAS

Hay vida más allá del calamar. Y esta miniserie de Netflix es la segunda más vista de la plataforma, tiene una puntuación altísima en la base de datos IMDb (la más importante de series y películas a nivel mundial) y no extrañaría verla en los principales premios y palmarés de producciones de 2021. Es un drama de superación más que notable.

La asistenta está basada en la autobiografía de Stephanie Land (Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive), una mujer víctima de abusos que recogía su lucha por sacar a su hija adelante en un blog que luego se convertiría en un bestseller.

La vida de Alex, la protagonista, siempre ha sido una carrera de obstáculos, y más cuando decidió seguir con un embarazo no deseado a pesar de la oposición de su pareja. Al huir en plena noche, junto a su pequeña hija Molly, Alex sabe que empieza de cero. Ni siquiera tiene un plan. Solo quiere huir de su novio alcohólico y violento. En su huida, a Alex le sobrevienen toda serie de obstáculos –algunos imaginarios, la mayoría reales– que le impiden su objetivo: que su hija viva en un entorno seguro y tranquilo. Alcoholismo, malos tratos, conciliación laboral, infancia violentada, burocracia, búsqueda de la vocación… Podría parecer la típica serie de enredos, pero rápidamente la trama vuelve a interesar al espectador y a atraparle con el deseo de saber lo que la suerte deparará a la protagonista. En este no caer en lo morboso –fuera de algunos detalles en los capítulos 7 y 8– tienen parte del mérito tanto el guion de Molly Smith Metzler (Shameless) y la dirección de John Wells (Agosto, Burnt).

Es muy expresiva la ambientación de la decadencia a la que se puede llegar cuando tu vida no importa, frente a la austeridad y corrección que se vive en el centro para mujeres maltratadas: con poco, pero con esa dignidad que parece escaparse de la vida de la protagonista.

A pesar de la dureza del tema, estamos ante una serie contenida. El lenguaje soez queda a veces patente cuando se pierden los nervios (más en los subtítulos que Netflix ofrece, que son más burdos que el doblaje), mientras que la protagonista mantiene casi por completo las formas aunque esté al límite. Los exteriores también son dignos de mención: frente a la asfixia en el interior de la caravana, la protagonista tiene frente a ella un maravilloso y a veces tenebroso bosque (la serie ha sido rodada en Vancouver) en el que respirar y jugar con su hija.

Cuestiones como la gestación subrogada y la homosexualidad se tratan de manera ligera, pero el gran tema es el amor por encima de la enfermedad, de los trastornos que traen las sociedades modernas y, sobre todo, el amor de una madre que es capaz de dejar de lado el orgullo y no la dignidad.

Madre e hija también en la vida real, la serie reúne a las actrices Margaret Qualley en el papel de Alex y Andie MacDowell en el de su inestable madre. Mención especial merece la pequeña Rylea Nevaeh Whittet, que interpreta magníficamente a la pequeña Molly, la verdadera motivación de la protagonista.

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