Héroes fuera de órbita

TÍTULO ORIGINAL Galaxy Quest

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Dean Parisot. Guión: David Howard y Robert Gordon. Intérpretes: Tim Allen, Sigourney Weaver, Alan Rickman, Tony Shalhoub, Sam Rockwell, Daryl Mitchell. 103 min. Jóvenes.

Los fieles seguidores de una serie televisiva futurista de hace 20 años, Galaxy Quest, acosan todavía a los cinco mediocres actores que la protagonizaron. Estos están ya hartos de desempeñar esos papeles, pero, a falta de otros trabajos, deben seguir asistiendo a las decadentes convenciones de fans. Esta situación da un giro radical cuando se presenta ante ellos un grupo de thermians, procedentes de Klatu Nebula. Hace años, estos alienígenas reales interceptaron las emisiones televisivas de la serie, las tomaron como documentos históricos terrícolas y desarrollaron con pelos y señales la críptica tecnología que en ellas se citaba. Ahora, están sufriendo el acoso de un mortífero déspota espacial y, como último recurso, piden ayuda a la mítica tripulación de la nave NSEA Protector. En su alucinante periplo sideral, los cinco protagonistas y un secundario que se apunta a última hora siempre temeroso de morir a la primera de cambio, como le sucedía en el episodio que interpretó se enfrentan por vez primera a vuelos y peligros reales, para los que sólo cuentan con sus brumosos recuerdos de la serie.

A pesar de que el valor artístico del film es escaso y de que se trata de una película comercial sin pretensiones, hay que reconocer que ofrece diversos aspectos de interés. En primer lugar, se plantea como una parodia-homenaje a toda la ciencia-ficción de serie B de los años 50 y 60, con referencias explícitas a la cultura Star Trek y a otras series televisivas similares. También homenajea a Mars Attacks!, La Guerra de las Galaxias, Alien y, en general, a todo el cine galáctico reciente. Pero lo más interesante es que, sin dejar su tono decididamente divertido, afronta cuestiones de importancia, como la influencia de las series de televisión en la autoconciencia de la gente o la capacidad de la pequeña pantalla para moldear conductas y estilos de vida. Incidentalmente, también reflexiona sobre el poder liberador de la fantasía y sobre los dramas específicos de la profesión de actor.

En todo caso, se trata de una película que provoca una inevitable simpatía por su frecura e ingenuidad. Su director, Dean Parisot, aunque tenía bastante experiencia en la televisión y en los cortometrajes, solo había dirigido para el cine el largo Home Fries. Sin embargo, ha sabido sacar partido a los brillantes efectos especiales de la Industrial Light & Magic también paródicos y al estupendo reparto con que ha contado. En él destacan los casi siempre eficaces Sigourney Weaver y Alan Rickman, y hasta Tim Allen, esta vez mucho más comedido que en sus anteriores películas.

Juan Orellana

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