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Flores de otro mundo

Directora: Iciar Bollain. Guión: Iciar Bollain y Julio Llamazares. Intérpretes: Luis Tosar, Lissete Mejía, José Sancho, Marilín Torres, Chete Lera, Elena Irureta, Amparo Valle, Rubén Ochandiano, Ángela Herrera, Doris Cerdá.106 min. Jóvenes-adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Santa Eulalia, imaginario pueblecito de Castilla. El lugar se muere. La gente joven se va a la ciudad. La población masculina no encuentra esposas. ¿Remedio? Una caravana de mujeres (como la del western de William Wellman), casaderas, que invitadas unos días quizá encuentren al hombre de sus sueños. Pasado el evento, seguimos a lo largo de un año las peripecias de varios personajes. Damián, joven agricultor parco en palabras pero noble, se casa con una joven dominicana con dos hijos y, teóricamente, viuda. Alfonso, que tiene un vivero, inicia una relación con una enfermera de Bilbao; pero la cosa no acaba de formalizarse: uno debería ir a vivir adonde está el otro. Finalmente está Carmelo, albañil bien situado, que ha traído a casa a Milady, una guapa y joven cubana; un intercambio de seguridad y confort por compañía, que no es fácil que acabe bien.

Naturalidad; sensación de haber atrapado jirones de la vida real. He ahí el mérito de la película de Iciar Bollain (Hola, ¿estás sola?), que toma prestados estos elementos del cine de Ken Loach. No en vano Bollain trabajó como actriz en Tierra y libertad, y se nota en la secuencia del consejo del pueblo, con actores no profesionales. El inicio, con la llegada del autobús de las solteras, es perfecto. Luego el relato se salpica aquí y allá de pinceladas de autenticidad: los comentarios de los viejos ante la exuberancia de la cubana; el ambiente del bar del pueblo; la madre de Damián, componiendo la tumba de su marido; el aprendiz de albañil ante su primer enamoramiento; las amigas dominicanas…

Al buscado realismo, la directora (que ha escrito el guión con el novelista Julio Llamazares) añade una temática palpable en su primer film: la necesidad de querer y ser querido, con sus ilusiones y desengaños. A este respecto, Bollain presenta situaciones afectivas complejas, donde la solución no puede limitarse a puro romanticismo. Si la directora sale airosa en la recreación de esta maraña de sentimientos y desconciertos, más dificultad tiene en la estructura narrativa: no acaba de lograr el trenzado perfecto de las tres historias de parejas que, aun con interés, acusan más de un bache narrativo. También hay reiteraciones, que se salvan sólo gracias al acertado reparto: merecen ser destacados Luis Tosar, en el complejo papel de Damián, y Elena Irureta, como una encantadora bilbaína que se hace querer.

La película ganó el Premio de la Semana de la Crítica en el reciente Festival de Cannes.

José María Aresté

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