El regalo de Silvia

Director: Dionisio Pérez. Guión: Dionisio Pérez, Pilar Gutiérrez

DIRECCIÓN

GÉNEROS

y Miguel Ángel Gómez. Intérpretes: Bárbara Goenaga, Luis Tosar, Víctor Clavijo, Adriana Domínguez, María Bouzas, Pablo Galán, Katyna Huberman, Ginés García Millán. 103 min. Adultos.

El guionista y cortometrajista español Dionisio Pérez debuta sólidamente en el largometraje con El regalo de Silvia, melodrama a cuatro bandas inspirado en la obra narrativa y poética de la escritora estadounidense Silvia Plath. Su eje es Silvia, una joven de La Coruña, brillante estudiante de piano y profundamente depresiva, que decide suicidarse para donar sus órganos. Su corazón va a parar a Carlos, un hombre maduro, felizmente casado y padre de dos niñas, que pasa de ser parado a supervisar una fábrica de pizzas. Las córneas de Silvia son transplantadas a Inés, una joven ciega de nacimiento que, mientras aprende a ver, pasea por las inciertas fronteras entre el amor y el desamor. Finalmente, el hígado lo recibe Mateo, un joven marginal, solitario y alcohólico, que descubre el valor de la amistad en el submundo criminal coruñés.

Un primer acierto de la película es su estructura narrativa, que hilvana las tres historias de los receptores de órganos -narradas a la manera convencional y sin que se crucen- a través de los constantes insertos del patético vídeo-diario de Silvia, rodado siempre en interiores, con la cámara de frente y una resolución de vídeo casero. En uno y otro ámbitos, Dionisio Pérez maneja con personalidad el sistema digital 24 P de alta definición, asignando a cada historia una planificación, un montaje y un tratamiento fotográfico y musical diferentes, aunque todos fluidos y sustanciales. Este vistoso envoltorio audiovisual resalta la llamativa calidad del guión, cotidiano y profundo a la vez, y de las interpretaciones, todas matizadas y con una gran capacidad emotiva. Sobresale el tour de force de la joven Bárbara Goenaga, cuyo enfermo personaje le obliga a caracterizar numerosos estados de ánimo y casi siempre mirando a cámara. Con lo dicho, sólo cabe criticar varias escenas sexuales, breves pero morbosas, que fracturan la contención de la película.

Por lo demás, Dionisio Pérez supera el desafío de llevar a buen puerto unas historias optimistas, pero detonadas por un acto tan lamentable como un suicidio. Para ello, desde el primer encuadre, evita claramente legitimar el suicidio de la protagonista, enmarcándolo siempre en el trágico contexto patológico de su neurosis. Pérez logra así una visión luminosa de la lucha por vivir y de la capacidad redentora del dolor y del amor, este último en sus facetas familiar, erótica y de amistad. Un enfoque, pues, animante y casi transgresor en estos tiempos cínicos, en los que hasta se presenta la eutanasia como un acto libre, valiente y dignificador.

Jerónimo José Martín

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