En 1994 tres jóvenes entraron en un bosque de Maryland para rodar un documental sobre una leyenda local. No se les volvió a ver. Un año después se halló el material que filmaron.
El éxito de este film se debe al original guión, que obliga a aceptar el punto de partida. Por lo demás, es un interesante ejercicio de estilo sobre cómo crear una atmósfera de terror con los elementos mínimos.