El arca rusa

Guión: Aleksandr Sokurov. Intérpretes: Serguéi Dreiden, María Kuznetsova, Leonid Mozgovoy, Mijaíl Piotrovski. 96 min. Jóvenes.

TÍTULO ORIGINAL Russki Kovcheg / Russian Ark

DIRECCIÓN

GÉNEROS

El arca rusa es una película de Aleksandr Sokurov, un cineasta irregular del que en España apenas conocemos alguna película. En este caso se trata de un asombroso film realizado íntegramente en una toma única de más de 90 minutos, sin el más mínimo montaje. Rodada con una steadycam y en vídeo digital, la película es un recorrido por el interior del Museo Hermitage de San Petersburgo, un auténtico compendio de la cultura rusa previa a la revolución bolchevique.

Desde un punto de vista técnico, esta película, llamémosla experimental, supera el ya paradigmático ejemplo de La soga de Hitchcock, que fue filmada en planos de 15 minutos. La tecnología digital ha hecho posible que Sokurov filmara sin cortes y en alta definición, hasta el punto que el aspecto de la imagen es idéntico al del celuloide. Pero lo más importante no es el virtuosismo técnico del film, sino la mirada grande, artística y nostálgica sobre la Rusia zarista.

La cámara entra al Hermitage por una puerta trasera y desde allí, con muy pocos momentos de reposo, recorre pasillos, sube y baja escaleras, atraviesa más de treinta salones, recorriendo los últimos 300 años de la historia de Rusia, que tuvieron en ese palacio su centro de poder. Como en muchas de las películas de Sokurov, la imagen aparece acompañada por un narrador y una voz en off. Se trata de un diplomático y aristócrata francés, que dialoga con un supuesto espíritu invisible identificado con el espectador y el propio Sokurov. Los tesoros artísticos que desfilan ante nuestros ojos son notables: Rembrandt, El Greco, Van Dyck, pintura medieval, italiana… También vemos en escenas privadas a Pedro el Grande, a la emperatriz Catalina II, a Nicolás I en una ceremonia diplomática con toda su plana mayor, al último zar, Nicolás II, desayunando con Anastasia y Alexis…

Finalmente el director de la película convocó a tres orquestas y más de mil actores y extras que ensayaron durante varios meses con la colaboración de 22 asistentes de dirección. La película culmina en 1913, en un baile de gran gala en el que participan cientos de personajes en una coreografía majestuosa, al son de la música de Glinka.

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