El solitario agente Seis del hipersecreto y letal Grupo Sierra de la CIA pasa de ejecutor a perseguido cuando otro agente le pasa un pendrive que prueba la corrupción de sus jefes. Estos envían contra él a un despiadado asesino a sueldo que fue de la agencia. Pero una joven agente cubre las espaldas a Seis como puede.
Este thriller parece un cóctel veraniego de 007, Bourne, Fast & Furious y cualquier filme de Guy Ritchie. Su trama es esquemática y poco creíble, y su violencia roza a veces el esperpento. Ciertamente, la novela de Mark Greaney en que se basa no es Crimen y castigo... Sin embargo, su estelar reparto se luce: un malísimo Chris Evans, en las antípodas de su impecable Capitán América; Ryan Gosling con una sólida caracterización de héroe de acción, y Ana de Armas con su poderosa presencia. Además, los hermanos Anthony y Joe Russo (Vengadores: Infinity War, Vengadores: Endgame) ofrecen un ritmo apabullante, viajes por medio mundo y entretenimiento impactante para un público amplio. Justo lo que pretendían en Netflix con su superproducción más cara. Seguro que bate este récord su continuación, cuyo rodaje ya tiene fecha.