En este su primer largometraje como directora, la actriz australiana Rachel Griffiths (La boda de Muriel, A dos metros bajo tierra) recrea la historia real de Michelle Payne, la hija menor de una familia católica de diez hermanos de Victoria (Australia). Están a cargo del padre, el entrenador de caballos Paddy Payne, pues la madre murió a los seis meses de nacer Michelle. Esta, desde niña, se obsesiona con mejorar la carrera ecuestre de sus hermanos y competir en el Gran Premio de Melbourne, nunca ganado por una mujer.
Aunque a menudo suenen a ya conocidas, las historias de superación, si están mínimamente bien hechas, siempre dejan buen sabor en el espectador. Es lo que pasa con esta sencilla película, que no depara grandes sorpresas, pero ofrece una trama bien hilvanada y con abundantes momentos emotivos, filmados además con fuerza visual y encarnados por un reparto muy sólido. En él destacan la joven Teresa Palmer (Hasta el último hombre), el veteranísimo Sam Neill (La luna en directo) y sobre todo Stevie Payne, hermano real de Michelle, con síndrome de Down, que se interpreta a sí mismo con un desparpajo apabullante. Él protagoniza los oxigenantes contrapuntos de humor de este filme animante, impregnado de un feminismo inclusivo y con una visión muy atractiva de las familias numerosas y de la religiosidad católica de sus protagonistas.
Jerónimo José Martín
@Jerojose2002