Director: Audrey Wells. Guión: Audrey Wells. Intérpretes: Diane Lane, Sandra Oh, Lindsay Duncan, Raoul Bova, Vincent Riotta. 113 min. Adultos.
Desolada tras su traumático y oneroso divorcio, una conocida escritora deja San Francisco y se va a Italia en un viaje organizado por un grupo de homosexuales. Durante su estancia en un pueblo de la Toscana, la mujer queda fascinada con un viejo caserón, lo compra y se instala en él. Pronto hará nuevas amistades, reencontrará el amor y recuperará la alegría de vivir.
En su segunda película como directora, la guionista Audrey Wells (Guinevere) acumula numerosos tópicos del subgénero de mujer madura insatisfecha que renace en Italia, ya afrontado en películas como Un abril encantado o Sólo tú. Ciertamente, la trama es entretenida, los parajes italianos son bellísimos, y Diane Lane está sensacional, al igual que algún secundario. Además, el filme no desdramatiza el divorcio y exalta la familia, la amistad y la solidaridad. Sin embargo, su retrato de los italianos resulta grotesco, sobre todo al elogiar la piedad popular católica y a la vez renegar de sus principios morales. En este sentido, la película asume un tosco hedonismo, especialmente cargante en su enfoque pueril de la homosexualidad, el lesbianismo y la maternidad, que se presenta como un derecho absoluto de la mujer. Sorprende tanta superficialidad en la guionista de la notable La verdad sobre perros y gatos.
Jerónimo José Martín
