Tras quince años en los que introdujo discutidos cambios sociales, la izquierda ha perdido la presidencia por el descontento popular con la delincuencia, la educación y la economía.
El primer ministro británico cultiva la imagen de un conservador atípico y reinterpreta a Churchill para presentar a los “brexiteers” como héroes de Europa.
Los ataques de las radicales contra edificios cuya importancia patrimonial obvian, revelan una particular fijación contra la Iglesia y una notable pobreza cultural.