Con una nueva versión de unos cuentos moralizantes y un proyecto de ley, el régimen quiere que la gente cuide de sus padres ancianos, ante el rápido envejecimiento de la población.
Una obra en la que el autor demuestra su pasión por China y un buen conocimiento de las realidades económicas y sociales del país más poblado del mundo.
El aumento de los costos laborales en China y la preocupación por la salvaguarda de la propiedad intelectual, entre otros factores, están motivando el retorno de algunas producciones a EE.UU.
A consecuencia de la política del hijo único, China experimenta un envejecimiento acelerado que a mediados de siglo será económica y socialmente difícil de sostener.
En 2011 China aventajó por primera vez a los Estados Unidos en el mercado del arte y antigüedades, con una cuota del 30%, basada tanto en subastas como en ventas de marchantes.
Henry Kissinger ha publicado un voluminoso libro, On China, en el que reflexiona sobre la historia reciente de este inmenso país, evoca sus encuentros con sus dirigentes y expone sus puntos de vista sobre el presente y el futuro de las relaciones con la potencia asiática.
La deuda del Tesoro americano se ha convertido en un vínculo estrecho entre China y Estados Unidos. China está muy interesada en que sus reservas en dólares no se deprecien.
La pretensión de China de participar en la gobernanza mundial contrasta con el avasallamiento de la libertad religiosa, intromisión típica de un régimen comunista.
En China se avecinan fuertes desequilibrios demográficos: de edades, por un rápido envejecimiento, y de sexos, al haber más hombres que mujeres jóvenes.
Aunque los nexos comerciales entre la Isla y el gigante asiático van en ascenso, La Habana es cautelosa respecto a aplicar recetas económicas parecidas a las de su contraparte.
En la visita de Hu Jintao a EE.UU. ha quedado claro que el respeto a la vida naciente forma parte de la lista de derechos humanos en que China “necesita mejorar”.