Un tercio de las compañías norteamericanas presentes en China y con beneficios anuales de más de mil millones de dólares, está planeando devolver las fábricas a EE.UU.
Una línea de montaje de dispositivos Apple se activa en un santiamén. La legión de 8.000 operarios se despierta a media noche, toma una taza de té y un bizcocho, y en media hora está lista para colocar los vidrios de pantalla a decenas de miles de unidades de un nuevo modelo de iPad.
Así sucede en China, y es ese el mayor deseo de cualquier empresario: la posibilidad de contar, de un golpe, con los brazos suficientes para asimilar cualquier pedido. De esa agilidad depende la más rápida colocació ...
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