La película triunfadora en el Festival de San Sebastián juega con la realidad y la ficción literaria en un relato hábil, con un componente sexual retorcido y enfermizo.
Para disfrutar de esta película hay que tener un sentido del humor que sintonice con Buñuel o los hermanos Marx. Si no, el film sólo producirá asombro y perplejidad.
La historia de una mujer humilde y sencilla, de honda fe, pintora autodidacta, sirve al director para acercarse con sensibilidad y sutileza al misterio del arte.