Las emociones y los sentimientos han sustituido a la argumentación racional en la esfera pública y se han convertido en la clave de muchas decisiones políticas.
Frente a la rapidez de la era digital, el neurobiólogo Lamberto Maffei reivindica las ventajas de un estilo de vida que deja espacio al asombro y a la reflexión.
La desigualdad no supone solo un desequilibrio en la distribución de recursos, sino también diferentes grados de libertad, respeto y desarrollo personal.
Según los autores, la protección de la propiedad privada, la libertad de intercambio y el estado de derecho son elementos indispensables para el desarrollo económico.
Los nuevos descubrimientos sobre el sistema nervioso central pueden servir para alcanzar una mejor comprensión de dos de los problemas bioéticos más importantes: el estado vegetativo y la muerte cerebral.
Dos textos póstumos revelan la evolución de las ideas religiosas de John Rawls, quien en un escrito temprano utilizó la teología para fundamentar la ética política.
Dianine-Havard sostiene que el verdadero líder ha de ejercitarse en la práctica de las virtudes tradicionales y cree que son imprescindibles la humildad y la magnanimidad.
Frente a las tendencias gnósticas y totalitarias de la filosofía política moderna, Voegelin reflexiona sobre la necesidad de reconocer el orden del ser y la naturaleza de las cosas para superar la crisis de nuestro tiempo.
Saber aunar lo diverso y promover la virtud de los ciudadanos son las características de la visión clásica de la política, que en estas páginas se explica recurriendo a la teoría de la constitución mixta del gobierno.
Después de casi veinte años, el sociólogo alemán Ulrich Beck retoma su concepto de “sociedad del riesgo” y reflexiona sobre los nuevos desafíos representados por el terrorismo internacional, la crisis económica y el cambio climático.