Últimamente se han publicado en EE.UU. algunos libros de mujeres que se lamentan de la situación de los hombres. Si antes se quejaban de la dominación, ahora de la falta de carácter. Pero el nuevo hombre también se implica más en casa.
¿Da lo mismo ser criado por padre y madre que por una pareja del mismo sexo? Un hombre que fue criado por una pareja de lesbianas cuenta su experiencia.
La cohabitación se ha convertido en la norma de muchas jóvenes parejas. Pero la misma provisionalidad de la relación conspira contra un compromiso estable.
Melinda Gates, una de las mujeres más ricas del mundo, y el gobierno británico, han organizado a mediados de julio una cumbre de planificación familiar en Londres, en la que se han recogido fondos millonarios para cubrir las “demandas no satisfechas” de anticonceptivos.
Anne-Marie Slaughter, profesora de relaciones internacionales en Princeton y mujer de convicciones feministas, ha causado conmoción con un artículo en que reflexiona sobre su experiencia en un alto cargo político, del que dimitió para atender a su familia.
Atender a la familia sin perder terreno en el trabajo es difícil, pero mucho más para una madre que para un padre. Ante un problema tan persistente como este, quizá habremos de pensar que hay algún error de planteamiento.
Profesora de economía, decana de la facultad, madre de nueve hijos, Reyes Calderón ha publicado libros de su especialidad y además siete novelas. ¿Cómo le da tiempo a todo?
Los obispos españoles publican un documento programático sobre el matrimonio y la familia en el que explican que, en el amor humano, no todo es movedizo y variable.
La hipótesis de que los niños criados en uniones homosexuales no se diferencian de los demás se tambalea cuando se pregunta directamente a los hijos adultos.
La visión del amor centrada en el mito de la pareja ideal lleva a muchos estadounidenses sin estudios universitarios a rechazar el matrimonio en la práctica.
Alemania está dividida por el proyecto de dar un subsidio de 100 euros mensuales a los padres que cuidan a sus hijos menores de tres años en su propia casa.