Guardini ofrece una teoría de la educación inclusiva, que tiene en cuenta tanto la formación del carácter y la adquisición de competencias como una efectiva transmisión del saber.
Una exploración sobre el sentido de la vida, entendida no como sucesión de hechos, sino como conjunto de relaciones y circunstancias en que se imbrican libertad humana y providencia divina.
Guardini reflexiona sobre el impacto negativo de la técnica en la naturaleza y profundiza sobre una alternativa más humana y más respetuosa con el entorno natural.
La universidad es, a juicio de Guardini, el lugar idóneo para buscar la verdad y crecer como persona, y no debe caer en un excesivo pragmatismo ni pretender sólo la capacitación profesional del alumnado.