La paradoja del mercado laboral que podría resolver la FP

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Formación Profesional FP

En un contexto de alto nivel de desempleo, 8 de cada 10 empresas en España encuentran problemas para cubrir los puestos laborales que demandan. En el fondo de este problema subyace una pirámide educativa mal distribuida, con un exceso de graduados universitarios y un déficit de formación media, muy por debajo de los niveles comunes en Europa. El auge de la Formación Profesional (FP) podría revitalizar la economía española y dar un fuerte impulso a su digitalización e industrialización.

En un país con un 13% de paro general y casi un 30% de paro juvenil, uno podría imaginar que el problema es que realmente no hay empleo disponible. Sin embargo, si vamos al detalle de los datos del mercado laboral, empiezan a aparecer matices. Son varios ya los informes recientes que afirman que determinados sectores y empresas no encuentran personal con el perfil adecuado a las vacantes que necesitan cubrir.

Alto paro y muchas vacantes

La consultora KPMG y la Fundación Princesa de Girona presentaron hace tan solo un mes un informe en el que analizaban el mercado laboral español y la relación entre empresas y trabajo joven. En él se reflejaba que hasta 8 de cada 10 empresas tienen dificultades para cubrir sus vacantes porque no encuentran candidatos con la cualificación necesaria. Este problema afecta hasta el 94% de las empresas tecnológicas, según esta misma fuente.

En el documento de la UE Medidas para hacer frente a escasez de mano de obra: lecciones para la política futura, se alertaba precisamente de que España, teniendo uno de los niveles más altos de paro de toda la Unión Europea, era al mismo tiempo el país con el mayor número de ofertas de empleo vacantes. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hace 10 años en España había 50.000 puestos de trabajo ofertados sin cubrir. Actualmente esa cifra se ha multiplicado casi por tres, hasta los 140.000.

También los empresarios se han hecho eco del problema. Por ejemplo, Andrés Sendagorta, presidente del Instituto de Empresa Familiar (IEF), en un encuentro el pasado mes de mayo, afirmaba: “Asistimos a la constatación, aparentemente contradictoria, de que, con las cifras de desempleo más altas de nuestro entorno, nuestras empresas tienen dificultades extraordinarias para cubrir necesidades de personal en todo el abanico de la cadena productiva”.

Muchas personas que han completado estudios superiores terminan dedicándose a empleos que deberían ser cubiertos por personas con estudios medios

Según Santiago García, presidente de la Conferencia Española de Centros de Enseñanza (CECE) y asesor del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional, se trata de un problema multifactorial que no puede asociarse a una sola causa: “Hay trabajos, especialmente los industriales, que, pese a que prácticamente garantizan el puesto a los candidatos, no los atraen porque simplemente no despiertan su interés o no los hemos sabido hacer atractivos desde los centros de FP”.

La formación profesional al rescate

Una de las causas que explican esta paradoja es la “pirámide educativa” de España, que presenta deficiencias en su composición, con un exceso de graduados universitarios en sectores que no pueden asumir tal volumen de contratación, y por otro lado, un déficit de personas con estudios medios, sólo un 11% de la población, en comparación con el 25% de media en Europa.

Una consecuencia de este desajuste es la sobrecualificación de una parte significativa de la masa laboral: muchas personas que han completado estudios superiores terminan dedicándose a empleos que deberían ser cubiertos por personas con estudios medios, lo que conlleva frustración laboral, insatisfacción y un desequilibrio en la pirámide educativa y laboral del país

Es en todo este entramado donde entra en juego la nueva ley de Formación Profesional, que comenzará a aplicarse a partir de este próximo curso. Entre sus novedades, destaca, por un lado, la creación de titulaciones más cortas orientadas a la adquisición de habilidades específicas, y dirigidas sobre todo a trabajadores que quieran actualizarse o reciclarse, y, por otro, la obligatoriedad de que los programas –salvo precisamente los de nueva creación– adopten el modelo dual, de manera que el estudiante reciba una buena parte de su formación en la empresa.

Según Santiago García, son los sectores industriales, técnicos, mecánicos e informáticos los que más empleados demandan ahora mismo y menos los encuentran por falta de formación. No obstante, afirma, “en España en los últimos años los planes de formación profesional se han puesto al día y cada vez más se adecuan a la demanda del mercado. Las expectativas laborales son muy buenas para el mundo tecnológico, informático e industrial. Las empresas tienen un volumen de contratación enorme y se rifan a los candidatos que se decantan por esta salida, que hoy en día tiene pleno empleo”.

En algunos sectores, los salarios de los titulados en FP de Grado Medio están empezando a superar a los de los universitarios

Otro asunto destacado por García es el papel de los sueldos en el desajuste entre oferta y demanda. Podría pensarse que los de las personas que cursan formación media no serán muy elevados, pero la realidad es que, aunque son más bajos que los de los universitarios (que incluyen los más altos del mercado), el salario medio de los titulados en FP no para de crecer, aupado por la mejora en algunos sectores, como los relacionados con la tecnología.

Según un observatorio realizado el pasado año por Caixabank Dualiza y citado por García, en algunos sectores, los salarios de los titulados en FP de Grado Medio están empezando a superar a los de los universitarios, y pueden situarse entre los 2.000 y los 2.500 euros al mes y con prácticamente pleno empleo. Son casos como la instalación, mantenimiento y fabricación mecánica, informática o robótica, que a su vez son los que más sufren por cubrir puestos.

Esto no quiere decir que todos los egresados de FP cobren sueldos altos, ya que en el caso de la hostelería siguen siendo de los peor pagados de todo el mercado laboral (1.200 euros brutos al mes de media), junto con imagen personal (trabajos como peluquería) e imagen y sonido. Según García, si los empresarios de estos sectores quieren encontrar candidatos para ocupar sus vacantes, deben ofrecer salarios más altos. Un ejemplo que causó cierta polémica este año fue el de la patronal hostelera de Cádiz, que, ante la campaña de contratación para la Semana Santa, llegó a plantearse buscar trabajadores en Marruecos por la falta de empleados españoles que quisieran trabajar en este ámbito en la provincia andaluza.

La inteligencia artificial y la FP se van a llevar bien

Poca gente duda ya del impacto que va a tener la inteligencia artificial en los empleos. Los trabajadores que realizan tareas repetitivas y fácilmente automatizables pueden verse desplazados por esta nueva tecnología. Son ya muchas las empresas, como es el caso de IBM, las que han anunciado que reducirán sus contrataciones drásticamente en los próximos años para asignar estas labores a la inteligencia artificial y simplificar y automatizar procesos.

En cambio, otros sectores relacionados con la FP parecen a salvo de esta automatización. Por ejemplo, la peluquería, la hostelería o la mecánica. También el de la salud y los cuidados a personas con dependencia, que cada vez van a requerir más trabajadores por el envejecimiento de la sociedad.

García destaca, por otro lado, el auge de los empleos relacionados con la inteligencia artificial. “Aunque se hable mucho de los puestos que se van a destruir, lo cierto es que también van a surgir muchos nuevos. Ya hay oferta de este tipo de formación que va muy ligada a la programación, la informática y el big data. Las previsiones laborales en este sector también son muy buenas, y creo que en los próximos años va a haber un auge de este tipo de formación y de desarrollo de nuevos puestos laborales”.

Queda por ver la implementación en la práctica de la nueva FP, aunque todo parece indicar que tras varios intentos y muchos años de esfuerzo, este podría ser el empujón final que le hacía falta a un proyecto que por fin despega en nuestro país. Lo que más dudas genera y habrá que comprobar es su carácter dual y si el tejido empresarial español, formado fundamentalmente por compañías de tamaño pequeño y mediano, estará en condiciones de absorber a todos los estudiantes. Lo que cada vez es más nítido es que ante un contexto laboral y macroeconómico complejo, se ha abierto una vía que podría al menos echarle un capote a la economía española.

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