Gran Bretaña: nuevas normas para proteger la intimidad

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Desde la muerte de Diana de Gales se ha discutido mucho en Gran Bretaña acerca de los límites del derecho a la información y de la necesidad de establecer normas para la protección de la vida privada de los personajes públicos. Para responder a esta preocupación, la Broadcasting Standards Commission (BSC), encargada de establecer directrices éticas, acaba de publicar un código para proteger el derecho a la intimidad de las personas en los programas de radio y televisión.

El código, previsto por la Ley de Radio y Televisión, recoge los principios que las emisoras y canales de TV deben incorporar a sus propias regulaciones. El principio básico es que sólo se podrá informar de la vida privada de las personas cuando la noticia sea de interés general.

Según el código, que entrará en vigor el 1 de enero, la intimidad de la mayoría de las personas casi nunca tiene una relevancia pública que legitime su difusión. Sin embargo, la información sobre algunos aspectos de la vida privada está justificada cuando revela delitos o conductas escandalosas; si sirve para proteger la salud o seguridad públicas; si desmiente declaraciones falsas o desvela actuaciones incompetentes de cierta relevancia en cargos públicos.

Esto no significa que el personaje público tenga que renunciar a su derecho a la intimidad. Es más, la protección se extiende a sus familiares y amigos, en especial a los menores de 16 años.

La BSC autoriza la difusión de las grabaciones hechas secretamente cuando sean necesarias para dar credibilidad a la noticia. Pero debe haber un interés público claro que justifique la grabación y emisión de la noticia. Cuando se trata de programas de entretenimiento, los responsables deberán contar con el consentimiento de la persona.

En determinadas circunstancias puede ser legítimo entrar en una propiedad privada para realizar una información, pero sin olvidar que en la mayoría de los casos puede ser un atentado a la intimidad.

En los casos de accidentes, la BSC recomienda cautela aunque la policía permita el acceso al lugar de la tragedia. En cambio, afirma que «nadie debe intentar entrar en los hospitales».

Este es el primer código que publica la BSC. Y, aunque no introduce novedades sustanciales, sitúa a los periodistas de radio y televisión en una posición muy distinta a la de sus colegas de la prensa escrita, que tienen sus propios códigos de autorregulación. Según Jane Leighton, jefa del comité de privacidad de la BSC, «el tipo de quejas que nos llegan son muy distintas a las de la prensa escrita. Se refieren a cuestiones de ‘juego limpio’, y no a chismes sobre la vida privada de las personas».

Las sanciones previstas incluyen exigir a las emisoras que hagan públicas las decisiones de la BSC e informar de las medidas que han adoptado para corregir sus errores.

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