Montecitorio, la sede de la Cámara de los Diputados italiana–como hace un año la Asamblea Nacional francesa–, se unió el 23 de marzo a un creciente clamor femenino mundial contra la utilización mercantil de la capacidad procreadora de la mujer. Se opone a transformar en derecho el deseo de quienes están dispuestos a tener hijos que no pueden traer al mundo de modo natural: desde la clásica esterilidad a las parejas homosexuales masculinas. El simposio fue promovido por un movimiento
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