El hombre de al lado cuenta la historia de una disputa vecinal. Leonardo es un rico diseñador de mobiliario que habita en la casa Curutchet, la única firmada por Le Corbusier que existe en América del Sur, ubicada en un barrio residencial de la ciudad de La Plata. En frente vive Víctor, vendedor de coches usados, que decide colocar en su modesta casa una ventana con vistas a la mansión. Leonardo no está dispuesto a tolerar semejante atropello, que atenta contra la intimidad de su familia y contra la estética y contra las normas urbanísticas y contra la paz familiar… porque su esposa está que trina con el tema.
Estrenada en Argentina en 2010, esta película ganó el premio a mejor fotografía en Sundance. Los directores son videoartistas con mucha experiencia y prestigio. Antes de este largometraje ya trabajaron juntos en otros dos y en algún documental.
Más allá de la verborreica glosa socio-existencial que genera este tipo de propuestas, estamos ante una buena película. La historia mantiene un punto de equilibrio dramático en torno al retrato mordaz de dos tipos insufribles, dos trapaceros sin escrúpulos, de esos que te gusta tener cerca en la pantalla pero a dos mil kilómetros en la vida real.
Nadie se libra de un examen divertido, tampoco Le Corbusier, ese artista genial al que traían sin cuidado los problemas de uso de los artefactos que construía por cuenta ajena. Arquitectura para arquitectos, los habitantes (recuerden la Villa Saboya) que no molesten por unas goteras o porque el sol les achicharra o porque hace un frío que pela… Evidentemente, la casa Curutchet es en la actualidad… la sede del Colegio de Arquitectos.