Por la selva, por el desierto, los pies llagados del migrante

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Lucero, an MSF nurse, listens to a patient while the patient keeps her feet up. Panama has taken in record numbers of migrants this year who have been forced to cross the dangerous Darién jungle. Entire families with children of various ages, pregnant women and elderly people are attended at a medical post where MSF works together with the Ministry of Health. Lucero, enfermera de MSF, escucha a una paciente, mientras ésta mantiene los pies en alto. Panamá recibe este año cifras récord de migrantes que se ven forzados a atravesar la peligrosa jungla del Darién. Hombres jóvenes y mayores, familias enteras con niños de diferentes edades y mujeres embarazadas son atendidas en el puesto de salud en el que MSF trabaja de la mano con el ministerio de Salud.
Una inmigrante recibe atención en un puesto de Médicos sin Fronteras, en el Darién (Foto: MSF)   La selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, tiene todos los encantos naturales posibles: árboles frondosos, playas de arena fina, manglares, una fauna espectacular –tucanes, caimanes, jaguares...–, en fin, todas las papeletas que le valieron ser declarada Patrimonio Mundial. Sin embargo, para la venezolana Carlenis Chirino, que ha tenido que transitarla en su exilio hacia EE.UU., no es un sitio de ensueño: “El Darién es el infierno”, aseguró en septiembre al Wall Street Journal, y contó que varios hombres armados atacaron al grupo con el que viajaba, entre los que iban cubanos y haitianos; les quitaron sus pertenencias a p…

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