La Carretera

GÉNEROS,

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNViolencia, Sensualidad

ESTRENO25/11/2009

Cormac McCarthy ganó en 2007 el premio Pulitzer por La carretera, un breve, seco, duro y magistral relato sobre la lucha por la supervivencia de un padre y un hijo en un mundo destruido por una hecatombe, a la que nunca se daba apellido.

La adaptación a la pantalla grande era un caramelo jugoso (a McCarthy ya le han adaptado otras veces: la última, los Coen en la oscarizada No es país para viejos) pero con riesgo de ser también envenenado. No es fácil trasladar al cine una historia protagonizada por dos personajes que hablan en ráfagas escuetas y repetitivas. Además, La carretera cuenta hechos tan brutales que la fuerza de las imágenes podría llevarse por delante el núcleo de la historia, que no es otro que el radical valor de la vida humana, la desarmante belleza del cariño de un padre por su hijo y el reflejo de la divinidad en la dignidad y la bondad de un inocente.

Pues bien, el australiano John Hillcoat (The Proposition) ha hecho una magnífica adaptación. En primer lugar porque ha mantenido intacto el espíritu de la novela: su radical dureza y su apertura a la esperanza; y, en segundo lugar, porque ha dirigido todos los elementos cinematográficos precisamente a conseguir la fidelidad al texto.

La sobria y eficaz puesta en escena -ayudada por una larga búsqueda de escenarios naturales desolados que permitieran reducir el recurso a los efectos digitales-, la bellísima fotografía del español Javier Aguirresarobe -tan subyugante como tristemente gris-, la evocadora y sencilla partitura, algunas sabias decisiones de montaje (que no evita la truculencia del relato pero en ningún momento se recrea en ella); todo está al servicio de la historia. Como lo están también las sensacionales interpretaciones de los escasos personajes que aparecen en pantalla. Viggo Mortensen lleva el peso -denso- del relato. Y la pregunta obligada, después de ver su soberbia y complicadísima caracterización, es por qué no opta al Oscar. El niño -Kodi Smit-McPhee- le da bien la réplica en otro complejo personaje. Entre los secundarios destaca Robert Duvall, que imparte en tres minutos una estremecedora lección del arte de la interpretación: qué humildad para desaparecer -está casi irreconocible- en un personaje sencillamente magistral, inolvidable.

Lo he dicho antes, pero sorprende el ninguneo en los Oscar a esta cinta. Incómoda, desgarrada, sí, de esas que quizás no recomendarías a nadie… y sin embargo, de visión obligada. Quizás es porque hay quien dice que al cine no se va a sufrir y con La carretera se sufre, pero también dicen que hay películas -pocas- que enseñan a vivir y, ésta, sin duda, es una de ellas.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.