Tim Burton comenzó su carrera en el departamento de animación de Disney. Allí produjo o dirigió algunos de sus trabajos más interesantes en stop motion: Pesadilla antes de Navidad (1994), James y el melocotón gigante (1996). La novia cadáver (2005) es un homenaje a la animación Disney, y Frankenweenie, que vuelve a realizar con esta empresa, es un cortometraje que rodó en 1984, con personajes reales.
Frankenweenie es un canto de amor por el cine de terror clásico. Cuenta la historia de un niño, Víctor Frankenstein, a quien le gusta realizar cortometrajes en súper 8 imitando el cine de terror japonés. Cuando acaba de perder a su adorado perro Sparky, en clase de ciencias descubre que la electricidad permite animar incluso los músculos muertos.
La primera versión, rodada en blanco y negro, era breve, sobria y original. La nueva, también en blanco y negro, está rodada en stop motion y con un adecuado 3D, y es, además, muy divertida. Burton redondea la historia y multiplica los guiños y homenajes al cine clásico. Se acerca a la saturación pero, afortunadamente, logra controlar su entusiasmo y reconduce con maestría la historia a su cauce original.
Como en las últimas películas de Burton, el joven Víctor se convierte en un héroe carismático. Son interesantes sus conversaciones con sus padres, los planteamientos del profesor de ciencias y su crítica al papanatismo institucional.