En un pueblecito de Turquía, junto al Mar Negro, viven 5 hermanas adolescentes y huérfanas con su abuela y un tío. Un juego inocente con chicos en la playa escandaliza a los más rigoristas, y podría poner en peligro sus matrimonios concertados. La solución es encerrarlas en casa, sin concesiones; pero ellas, anhelantes de libertad, diversión y experiencias, se rebelarán, cada una a su modo.
Cine de mujeres, dirigido por una mujer, muestra la atmósfera opresiva que padecen unas jovencitas, que como caballos salvajes (de ahí el título), no se conforman con los usos sociales. Supone el debut en el largometraje de Deniz Gamze Ergüven, directora francesa nacida en Turquía, también coguionista. Con familia y viajes frecuentes a su país natal, se supone que conoce bien las circunstancias, como el paso reciente de un régimen laico a otro islámico moderado: de todos modos su mirada, algo occidentalizada, resta fuerza a la propuesta.
Conocer esto es necesario para entender la intencionalidad de lo que describe como “cuento de hadas con elementos mitológicos”, donde la prisión involuntaria y los intentos de escapar de monstruos guardianes son importantes para describir un choque generacional y de visión de la religión y las costumbres, que debería dar paso, supuestamente, a una situación más humana y llevadera.
Llama la atención la limitación de movimientos de las chicas y la obsesión de sus mayores por su sexualidad, contraproducente e incluso con trágicas consecuencias. Aunque la directora dice no seguir el modelo de Las vírgenes suicidas de Sofia Coppola, parece un referente claro, también en el elemento romántico que mitiga la dureza de lo contado.
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