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Francia: ¿Quién se considera pobre?

publicado
DURACIÓN LECTURA: 3min.

Tercer artículo de una serie sobre pobreza

Mientras que la pobreza relativa indica que la renta de un hogar está por debajo de la mediana de ingresos, la pobreza subjetiva se fija en quién se considera pobre. En Francia, según el barómetro de opinión del Ministerio de Solidaridad y de la Salud, el 13% de la población declara sentirse pobre.

En un artículo publicado en Le Monde (9-09-2018), el sociólogo Nicolas Duvoux examinaba algunos datos de esta pobreza subjetiva en Francia. Contra lo que a veces se piensa, esta pobreza no se centra solo en los parados o en los que están fuera del mercado laboral. Aunque la tasa es mayor entre ellos, también es significativo que más de un tercio de los que se consideran pobres estén empleados.

Las familias monoparentales, muy expuestas a la pobreza monetaria, son también las más afectadas por la pobreza subjetiva: representan la cuarta parte de los adultos que viven por debajo del umbral de pobreza y se declaran pobres. “Por el contrario –apunta el sociólogo– numerosas personas pobres en el sentido monetario pero que viven en pareja no se declaran pobres, lo que muestra que, en nuestra sociedad, la familia sigue siendo, de hecho, una protección próxima contra la pobreza”, a pesar de las desigualdades de rentas de una familia a otra.

En cuanto a las diferencias según la edad, hay menos jóvenes que se consideran pobres (un 12% frente a un 13% en el conjunto de la población), aunque de hecho la pobreza monetaria les afecta más. En el otro extremo, y a pesar de las imágenes optimistas que pintan a los jubilados como los que han salido ganando en las últimas décadas, uno de cada cinco de los retirados que viven en régimen de alquiler se consideran pobres.

Una ayuda única y automática

Para hacer frente a las situaciones de pobreza, en Francia, como en otros países, se han ido creando diversas prestaciones sociales que dependen de distintos organismos: ayudas a la vivienda, al consumo de energía, a discapacitados, a ancianos, a peticionarios de asilo, a la familia… Ahora, en su programa de reformas, el presidente Macron presentó el pasado septiembre un plan antipobreza, del que por ahora solo se conocen las grandes líneas.

La familia sigue siendo una protección próxima contra la pobreza

Macron propone fusionar la mayor parte de estas ayudas dentro de una única “renta universal de actividad”. La unificación de las ayudas sociales supone crear una ventanilla única para centralizar las solicitudes y armonizar las condiciones.

La gran novedad es que los beneficiarios tendrán un derecho automático a cobrar la prestación en cuanto su renta esté por debajo del nivel que se fije. A cambio, los beneficiarios tendrán “la obligación de inscribirse en un itinerario de inserción, que impide rechazar más de dos ofertas razonables de empleo”.

Aún no se sabe cómo se concretará esta “renta universal de actividad”, que vería la luz en 2020. El asunto es muy complejo, ya que actualmente hay decenas de ayudas sociales en diferentes esferas. Tampoco es posible saber lo que costaría, sin conocer las modalidades precisas: si se tratará de una renta de un importe único o variable según los parámetros; cuál será el importe; a partir de qué umbral de ingresos…

En todo caso, la ayuda única propuesta por Macron no tiene las características propias de la “renta básica” universal que otros proponen. Su programa hablaba de “una ayuda social única y automática”, pero no sería incondicional, ni para todos, ni permanente.

Otros artículos de la serie:

  1. Pobres en España, ni tantos ni tan pocos
  2. Reino Unido: Pobres por costes inevitables

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